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  • Foto del escritorMalena Higashi

LECCIONES DE PLANTA

Actualizado: 17 mar 2021

A un año de abrir sus puertas, Planta (tienda de oficios, vivero, un living sacado de revista de decoración) se reinventó en plena pandemia pero sin perder su esencia. Repasamos su historia y algunas claves de su éxito en esta entrevista por videollamada, tal como dictan estos tiempos de cuarentena.

En la esquina de Beláustegui y Nicolás Repetto hay una carretilla llena de plantas y otras tantas que asoman desde la vidriera de un local que se llama justamente Planta. La primera impresión es que es un vivero pero una vez que se cruza la puerta podría decirse que es como un living. “Tienda de oficios” es el rótulo que encontraron y que puede resumir el proyecto. El local es una jungla urbana de plantas amorosamente ubicadas en macetas de diseño, un despliegue de aromas (de velas aromáticas, incienso y sahumos, que están exhibidos en la mesa apenas una entra); esa misma mesa tiene libros y utilitarios de cocina, mantas norteñas, bowls de cerámica y madera. Al levantar la vista, se ven unas cuantas jaulas de canarios, de esas que solían verse en la casa de la abuela acomodadas como en una escenografía de obra de teatro.

“Hola: nos renovamos”

Entrar a Planta era toda una experiencia cuando se podía. En el momento en que arrancó la cuarentena, Gabriel y Víctor, sus dueños, que además son pareja, estuvieron paralizados durante dos semanas sin poder reaccionar. Los días pasaban y se dieron cuenta de que si no activaban se les iba a complicar pagar los sueldos del grupo que conforma Planta. Con las ideas que iban surgiendo como piezas de un rompecabezas se lanzaron a una nueva aventura: hicieron un video que fue furor en redes (e incluso copiado por al menos una marca mainstream) en el que proponían visitas por video llamada al local y también a la casa de cada cliente. El video se puede ver en su Instagram; al menos 8300 personas ya lo vieron, lleva el título “Hola: nos renovamos” y muestra la nueva modalidad de cuarentena en la que agendás una cita por video llamada con los chicos. Dice Gabriel: “Hay mucha gente que aprovechó esto para conocer el local porque vive lejos. No solo recorren el local, nosotros también vemos las casas de los clientes. Nos muestran el lugar, por ejemplo, para una alocasia, nosotros vemos si tiene luz suficiente. Los persuadimos para que elijan la planta indicada para el lugar indicado. Así bajó el nivel de muerte plantística”, dice un poco en chiste y un poco en serio. Víctor tira más precisiones: “Las visitas son en vivo y en directo, necesitamos ver la luz que entra a la casa”.

Este intercambio de visitas excede lo comercial. Con el correr de los días Gabriel detectó algo más: “Entramos en la intimidad de esas personas porque entramos a sus casas. Y empezamos a generar vínculos, hay gente que es fanática y después vuelve a contactarnos mostrarnos lo que nos compró”. Y acá menciona algo clave: el fanatismo, ese que se ve reflejado en los comentarios a las posteos que hacen o la repercusión que tienen los vivos de Instagram que hace cada domingo, después de la hora del almuerzo. En estos vivos está el team completo y se suman María (conocida en redes como @mariadelasplantas) y Luchi (@luchi.vieyra), amiga de toda la vida de Gabriel y actriz. En los vivos el grupo da asesoramiento acerca de cómo cuidar cada planta, respondiendo las preguntas del público que se va sumando. Y acá viene lo de fanatismo: les comentan cosas que exceden el regado de un potus: “¡qué lindo el peinado con trenza de Luchi!; ¡quiero la remera con margaritas de María! ¿Cuándo hacen la fiesta de casamiento Gabriel y Víctor? Son algunos de los comentarios que van apareciendo”. Entre risas y risas van respondiendo las preguntas técnicas intercaladas por las personales en una fórmula que no falla y que se llama espontaneidad. La misma que se proponen a la hora de trabajar sin roles definidos: “En Planta todos hacemos todo. Trabajamos con modalidad de equipo”, dice Gabriel.

“Hazlo y si te da miedo hazlo con miedo”

Por estos días fríos de junio Planta celebra su primer aniversario. Hace un año abrieron las puertas del local. El primer día no entró nadie. El segundo fue furor. Gabriel había trabajado 27 años en relación de dependencia y ya sentía que era el momento de soltar. Es alfarero y quería poner su propio taller, que inicialmente empezó funcionar en Planta, y terminó convirtiéndose en una tienda con puerta abierta y en el sótano funcionaba el taller.

Una de las velas que se puede conseguir y que es parte de la línea “Rituales” dice: “Hazlo y si te da miedo hazlo con miedo”. Es una fórmula destinada al éxito, un mantra para emprendedores. Gabriel cuenta lo que fue una estrategia de marketing no premeditada: “cuando armamos el IG de Planta no había nada. La idea la fuimos elaborando. Estuvimos un año y medio antes de abrir… la gente se preguntaba qué había acá, se generó mucha expectativa”.

¿Qué diferencia a Planta de otros viveros/espacios? Por empezar hace una curaduría de plantas raras, difíciles. Algunas son caras. Pero causan furor, como la Pilea. Una radiografía rápida de la Pilea según Wikipedia: conocida como la planta china del dinero es originaria de Yunnan (sur de China). Tiene hojas redondas, es una planta de interior. Y un dato curioso que por estos días explica su fama: en 1945 fue “redescubierta” como especie por un noruego llamado Agnar Espegren y gracias a él se esparció por Escandinavia. Y ya sabemos la fama que tienen los países nórdicos en embellecer sus casas.

Otro factor de Planta es que la curaduría se extiende a cada uno de los objetos que ofrecen. Gabriel conoce muchos profes de alfarería y desde Planta les encargan las macetas de acuerdo al expertise que tiene, porque ya desarrollaron un ojo capaz de detectar lo que sus clientes necesitan. Planta es famoso por su maceta “Relax pottery”, una creación azarosa de Gabriel, que había hecho una maceta con un leve defecto que terminó siendo ítem muy vendido. O las macetas serigrafiadas con el mapa de Buenos Aires, que, como cuenta Víctor, una pareja de alemanes que viajaba en auto recorriendo el país, fue a buscar especialmente al local de Villa Crespo. Son solo algunos ejemplos de las tantas anécdotas que empezaron a coleccionar.

Otros objetos artesanales que los chicos trajeron de un largo viaje por el norte de Argentina son mantas de telar, piezas de cestería, tablas y cucharas de madera.

Acerca del resto de los objetos disponibles (fundas de almohadas bordadas a mano, libros de cocina de editorial Periplo, inciensos, piezas de cerámica, etc.) todos los proveedores son pequeños emprendimientos. Muchos clientes se asustan con los precios, pero cuando alguien del equipo explica el proceso artesanal detrás de cada uno la gente empieza a entender esos valores.

Verde que te quiero verde

Estoy en una video llamada de Whatsapp con Víctor y Gabriel y les pido que elijan sus rincones preferidos de Planta. No lo dudan: en número uno es el sillón amarillo en el rincón, que es también el spot que elegían muchos visitantes que pedían sacarse fotos ahí mismo. Es un sillón que fue encontrado en la calle y que mandaron a retapizar. Tiene cierto encanto, una reminiscencia al sillón naranja de Friends que incita justamente a querer sentarte y sacarte una foto. Otro sector que les gusta es afuera, con un banquito y las planas que acomodan en la carretilla y en el suelo. Es como si la jungla empezara en la calle y siguiera puertas adentro. Las jaulas del techo, cuentan, eran una colección propia que se fue agrandando con el aporte de les vecines que tenían también jaulas de canarios en casa y que no sabían a donde tirar.

En la mesa central hay un sector de velas que ellos mismos producen. Encontraron una fórmula perfecta de verla orgánica que se quema a 40° y que al prender la mecha no desprende el olor quemado que podría invadir la fragancia. Al ser de componentes naturales se derriten totalmente y la cera puede pasarse en el cuerpo como un aceite con fragancia y se consume totalmente dejando limpio el vaso de vidrio que la contiene. Son velas que además están inspiradas en las abuelas. La de Víctor se llamaba Luisa y le gustaba la yerba mate asique ese es el aroma. Se pintaba las uñas con un rosa fuerte, ese el color. Edith, la abuela de Gabriel, tiene también su propia vela que huele a tierra mojada, té y pitanga. Otras velas que homenajean abuelas con sus aromas particulares son Albertina, Margarita y Valentina, y habrá más, próximamente.

Pero volvamos a las plantas. La conclusión que sacan es que la gente está pasando mucho tiempo en sus casas y necesita tener verde. “En lo que va de tres meses de cuarentena hay gente que no salió de sus casas y hablar con nosotros en las llamadas de asesoramiento, poder visitar virtualmente el local de Planta es como una salida para ellos. Se sienten acompañados por nosotros. A pesar de la crisis que atravesamos hay gente que gasta el doble, el triple, en esta necesidad de conectarse con el verde, de hacer de sus casas un lugar agradable para vivir”, dice Víctor.

La moraleja del cuento es que en Planta apostaron a una idea, se adaptaron en este contexto impensado y a pesar de la crisis van para adelante. Gabriel resume la idea: “Pudimos sortear todo, nadie se quedó sin trabajo. Y terminó siendo hermoso: trabajar de lo que te gusta, cuidándote y cuidando a las personas que te rodean”.

Planta queda en Belaustegui 801.

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