TONY WU, COCINA CHINA CON ACENTO PORTEÑO

Abro Instagram: spots de ramen en Tokio, un atardecer soñado en Bali, la imagen de Buda esculpida en templos chinos, hits de k-pop. Asia es tendencia y está en boca de todxs, literalmente. Lo que antes era terreno de algunxs curiosxs, hoy es casi un requisito para estar en sintonía con la moda.

Buenos Aires se subió al trip y sus calles se llenaron de barras de sushi, omakases, dumplings y noodles. Y nuestro querido barrio no se quedó atrás: fue pionero con clásicos auténticos como Shan Dong Fan Dian (aka El Chino de Vera) y Xi Bei Feng.

En medio de esta explosión oriental moderna, Villa Crespo recibe a Tony Wu, la nueva apuesta de José Delgado y Thomás Nguyen. Los creadores de Cang Tin (vietnamita/thai) y Yakinilo (japonesa), completan el mapa del lejano Oriente con su nueva cantina china que, a pesar de su corto tiempo de vida, ya pisa muy fuerte. 

Entrar te teletransporta automáticamente. Una barra vestida de neón con carteles luminosos e intensos sugiere que la comida también lo será. La carta propone un recorrido por distintas regiones, estilos y métodos de cocción chinos: los vapores se mezclan con frituras, barbacoas, pickles y culminan en su icónico pato rostizado, que sale acompañado de panqueques y otros cuantos aciertos para el paladar. 

Hay entradas, platos más grandes y acompañamientos que logran el balance en cada bocado. Lo ideal es reservar la Lazy Susan, mesa favorita de Tony, que se habilita a las 22hs para grupos de 5 a 7 personas. Con su plato central giratorio, podés probar el repertorio completo de sabores, que no pretenden seguir al pie de la letra las recetas milenarias, pero sí tener impronta y calidad. 

Fui dos veces y ya probé muchos platos (volveré por todos los demás). ¿Mis favoritos hasta el momento? El mongolian beef (que pica sin timidez) y los baos suavecitos con el cerdo laqueado. Los wantons en chilli oil y las albóndigas de langostinos destellan desde el arranque.

Hay una buena selección de vinos, tragos muy cancheros y sake para resaltar los sabores. El viaje termina con una fortune cookie y la cuenta (no hay destino que nos salva de esta). Pero no te vayas sin dar un paseo por el baño, experiencia inmersiva si las hay, que está cuidado y pensado como cada gesto del restaurante. 

Porque ahí radica la diferencia. Tony Wu tiene una identidad marcada y disruptiva. El servicio es muy bueno (se aprecia mucho, de verdad) y los sabores son audaces. Como toda reciente apertura, tiene detalles por pulir, pero está muy encaminado a volverse mi nuevo favorito del barrio, que nos acorta cada vez más los km que nos separan de Oriente.

Tony Wu queda en Loyola 851. Abre de lunes a jueves de 19.00 a 23:30 hs y viernes a domingos de 12.00 a 16.00 y 19.00 a 23:30hs. Mejor reservar para asegurarse el lugar ;)

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