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  • Por Vicente Mario di Maggio

LA RUTA DE LAS CABEZAS

En esta ruta, nos interesó explorar de la mano de Vicente Mario di Maggio, director del Teatrito Rioplatense de Entidades (TRE), la historia de algunas de las calles de nuestro barrio. El TRE es una plataforma de proyectos que propone vínculos de identidad rioplatense. Uno de los vínculos propuestos es la relación de convivencia que existe entre calles que homenajean a decapitados, a decapitadores y a escritores que se ocuparon particularmente del tema. A este “arte” urbano de señalar cabezas trofeo Vicente le dio el nombre de “cefaléutica”.

El proyecto general conforma un mapa de toda la Ciudad. Sin embargo, Villa Crespo, tiene el raro privilegio de contar con el mayor número de casos. La presente ruta nos ubica y nos cuenta una historia nacional atravesada por el degüello y la exhibición del resultado. Una historia apasionante y sin dudas también macabra en la que a la vez se pone en evidencia “una lucha bautismal por el espacio” según su color político.

Vivimos en calles de las cuales sabemos muy poco. No obstante, basta introducirnos en las biografías de los “homenajeados” para encontrar, en el extenso entramado, calles de decapitadores y calles de decapitados.

A esta relación entre destino y toponimia enrededor de las cabezas de las figuras que hacen a un padrón catastral, le hemos dado el nombre de cefaléutica.

El lector que consulte nuestro mapa podrá constatar que en el Río de La Plata existe una rica tradición a este respecto y que cortar cabezas fue un método adoptado, desde el comienzo de nuestra historia, como una costumbre argentina.

Warnes. Coronel Ignacio José Javier Warnes y García de Zúñiga (1770-1816). Veterano de las batallas de Salta, Tucumán, Vilcapugio y Ayohúma, este porteño

de amplia participación en el Alto Perú fue alcanzado por una bala de cañón

en la batalla de El Pari. Su cabeza fue puesta en una pica por el coronel realista

Francisco Javier Aguilera en Santa Cruz de la Sierra, el 21 de noviembre de 1816.

Camargo. Vicente Camargo (1785-1816), caudillo del Alto Perú con ascendencia

indígena, ascendido al grado de teniente coronel por el general Belgrano

luego de la batalla de Salta. En 1816, tras una efectiva guerra de guerrillas

es derrotado en los cerros de Aucapuñima. Atrapado por el coronel realista

Centeno se lo degolló en el acto y su cabeza remitida a Cotagaita y clavada

allí en una picota.

Padilla. Manuel Ascencio Padilla (1774-1816), caudillo altoperuano, guerrero

de la independencia. Sorprendido por los realistas en el Villar el 14 de septiembre

de 1816, fue derrotado y decapitado por el coronel Aguilera. Su cabeza

fue expuesta en la punta de una lanza en la plaza de La Laguna. Padilla estaba casado con Juana Azurduy.

Murillo. Pedro Domingo Murillo (1757-1810). Mucho antes de las proclamas

porteñas del 25 de Mayo Murillo ya era un líder a favor de la emancipación

de América. Nacido en La Paz, considerado precursor de la independencia

boliviana, Murillo presentó batalla con un ejército de criollos ante el general

realista Goyeneche. Derrotado y atrapado fue sentenciado a la horca en su

ciudad natal. Su cabeza fue colocada en una escarpia para lección de todos

a la entrada del Alto Potosí, el 29 de enero de 1810.

Lavalleja. Así como en la Capital Federal no abundan los federales hay que decir que con prístina consistencia nuestra ciudad tampoco le otorga espacio a los miembros del Partido Blanco del Uruguay. No existen calles como Oribe, Timoteo Aparicio, Bernardo Berro o Aparicio Saravia. A Buenos Aires le gusta

la parcialidad colorada. De este modo podemos encontrar las calles Venancio Flores, Andrés Lamas, José Pablo Torcuato Battle y Ordoñez, Francisco Bauzá, Giuseppe Garibaldi, Juan Carlos Gómez, César Díaz, Fructuoso Rivera y así.

Quizá la presencia de Juan Antonio de Lavalleja (1784-1853), calle de Villa Crespo y Palermo, se deba a que poco antes de morir renegó del Partido Blanco y fue un converso colorado de última hora. Experimentado militar, héroe de la independencia y de la guerra contra el Brasil, mítico líder de los Treinta y Tres Orientales en su lucha contra la ocupación de su país por parte de los portugueses, participó, a partir de 1838, en las idas y vueltas de la Guerra Grande y sus consecuencias. En 1839 estuvo en la batalla de Cagancha junto a las fuerzas federales de Pascual Echagüe y las blancas de Oribe, las cuales fueron derrotadas por el colorado Fructuoso Rivera.

Un libro de Anacleto Dufort y Álvarez (colorado), publicado en 1894, describe la participación de Lavalleja en la batalla: «…el general Lavalleja […] tenía encargo de flanquear nuestra izquierda relacionando ese movimiento con las cargas de frente que debiera llevar Urquiza. Sea que Lavalleja no se diese cuenta de la importancia de la operación, sea que al ver nuestras escasas fuerzas y la superioridad numérica de Urquiza, la creyese innecesaria, el hecho es que, en vez de atacar de flanco, pasa por nuestra izquierda y va a caer sobre el convoy de carretas que estaba [en la] retaguardia. En el convoy había ochenta y cinco heridos que fueron degollados.

Igual suerte corrieron tres practicantes que los asistían. Pudieron escapar y salvarse, el cirujano mayor, doctor Fermín Ferreira, y dos practicantes […] En la ocasión murió [también] un sargento mayor llamado Ignacio, hombre de color, degollado».

Loyola. Como cefaleutas nunca pusimos en duda (muy mal hecho) que la calle Loyola fuera un homenaje a Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Pues bien, resulta que el nombre está dedicado al conquistador Martín García Óñez de Loyola (1548-1598) gobernador de Chile y quien encomendara

en su momento la fundación de la ciudad argentina de San Luis. En una de las tantas rebeliones durante la Guerra de Arauco, en lo que se dio a llamar el Desastre de Curalaba, los mapuches atraparon a Óñez de Loyola, que fue decapitado, extraído su corazón y su cráneo guardado como trofeo de guerra

por unos diez años hasta que fue devuelto en 1608 por el cacique Pelantarú a la Capitanía General de Chile junto con la cabeza de Valdivia (también una calle de Villa Devoto).

Lerma. Hernando de Lerma (1541-1592) fue Gobernador de Tucumán y fundador de la ciudad de Salta. Cuando en 1580 llegó a Tucumán a tomar posesión de su cargo ejecutó a su predecesor Gonzalo de Abreu, quién a su vez había decapitado al anterior gobernador, Jerónimo Luis de Cabrera.

Este Gonzalo de Abreu estaba en rivalidad con Juan de Garay y había fomentado la llamada “Rebelión de los mancebos” ocurrida el 31 de mayo de 1580 en la Villa de Santa Fe. Muchos de los rebeldes, Venialvo, Romero, Gallegos, hoy calles de Buenos Aires, fueron ejecutados por el gobernador de la villa. Dos de los complotados, Villalta y Mosquera, lograron escapar y se dirigieron a Tucumán buscando la protección de Abreu, con tanta mala suerte que al llegar se encontraron con Lerma.

Tan complicados son los entresijos de los conquistadores que en el Canto XXI del poema La Argentina el poeta suspira por el esfuerzo:

Mi ronca voz desmaya, desque siento

El bravo laberinto en que me meto.

Habiendo de escribir el alzamiento

A pesar de que esta composición literaria da nombre a nuestro país, su autor, del Barco Centenera, tiene poca simpatía por la rebelión de los criollos, a los que denomina “mestizos”, y agradece a Dios por haber iluminado al jefe que “cortó las cabezas á los principales del motín, y restituyó al Rey su tierra”.

Como decíamos, Villalta y Mosquera llegaron a Tucumán y:

De Lerma no huyeron la presencia.

[…]

Contra los dos pronuncia tal sentencia:

Que luego les privasen de la vida,

En el rollo fijando sus cabezas

Y los cuerpos en palos hechos piezas.

Cuando del Barco Centenera dice “rollo” se refiere a una columna de piedra rematada por una cruz, la cual actuaba como símbolo de la ley y en donde se colgaban las partes de los sentenciados. Finalmente, el poeta se rehace del laberinto en el que se sentía metido y aclara:

Yo, cierto, que entendí de esta reyerta

De Santa-Fé algún tanto, y de aquel hecho

Celebra a Lerma y su acción: “Que hizo Lerma en ir grande provecho”. Festeja a Felipe II y su reino: “Y el nombre de Filipo celebraba”. Y se despide de los criollos que buscaron rebelarse de la autoridad española como: “la canalla Argentina”.

Antezana. José de Antezana (1771-1812) fue un caudillo del Alto Perú y partidario

entusiasta de la Revolución de Mayo. Derrotado en el cerro de San

Sebastián, fue fusilado por órdenes del general realista José Manuel de Goyeneche

disponiendo que su cabeza fuese expuesta en una picota en la plaza

mayor de Cochabamba junto con la del coronel Bartolomé Pizarro, a su vez

calle de Villa Luro.

Rojas. Homenaje conjunto a un número considerable de militares bajo este

apellido. Para nuestro caso hablamos de Fernando Rojas ( ¿?-1841), coronel

del Ejército Libertador desde el cual hizo campaña contra Rosas. Luego de la

batalla de Rodeo del Medio fue alcanzado por los federales y decapitado en

Mendoza el 20 de octubre de 1841.

Dorrego. Manuel Dorrego (1787-1828) militar, combatiente en la guerra de la independencia y en las guerras civiles argentinas. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y partidario del bando federal. Derrotado por Lavalle, antiguo compañero de armas, éste ordena sin juicio su fusilamiento un 13 de diciembre de 1828. El hecho provocará el advenimiento de Juan Manuel de Rosas y la escalada de la guerra civil por el siguiente cuarto de siglo. Dorrego es sepultado con la cabeza separada del tronco.

Hidalgo. La cefaléutica es un arte poco reconocido y peor recompensado. Sin embargo, el cefaleuta se sentirá conforme de encontrar el objeto de su estudio donde parecía no haberlo. Tal es el caso de Hidalgo, que a simple vista parece corresponderle al primer poeta gauchesco Bartolomé Hidalgo, muerto con la cabeza puesta. No obstante, desde el sencillo apellido, se oculta la real figura de Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor (1753-1811), sacerdote y uno de los héroes del movimiento independentista mexicano, quien iniciara en Guanajuato el llamado Grito de Dolores (16 de septiembre de 1810). Con este grito Hidalgo invitaba a sus feligreses a sublevarse en contra de la autoridad virreinal. Fue

apresado y deportado a Chihuahua para ajusticiarlo. Luego de obligarlo a retractarse de sus «errores cometidos contra la persona del Rey y contra Dios» se le retiraron sus fueros de clérigo y se le fusiló sentado. Un comandante tarahumara de apellido Salcedo le cortó la cabeza con un solo golpe de machete,

un 30 de julio de 1811.

* * *

La cefaléutica de Buenos Aires fue expuesta a modo de mapa en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en 2015. Los textos anteriores serán re editados por “Los Ensayos”, nuevo sello dedicado al ensayo breve en ebook, de próxima aparición.

* Vicente Mario di Maggio funda en 2006 en Buenos Aires junto a Ral Veroni el Teatrito Rioplatense de Entidades (Tre), una plataforma de proyectos donde participan poetas, escritores, artistas, diseñadores y usuarios de las redes sociales. El Teatrito se entiende como un pequeño teatro de operaciones y su eventual histrionismo es aplicado a cuestiones de identidad. Este aspecto es encarado de modo amplio: desde una visión local del mundo, desde sus preferencias lingüísticas (como el uso del vos y su amor por la che), desde la poesía, la novela, la historia e incluso reformulaciones fundacionales como la creación de un Nuevo Calendario. Cada particularidad es celebrada por un grupo que se ocupa de la ininterrumpida tarea de levantar el pesado velo que oculta la rioplatinidad del Mundo.

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