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  • Foto del escritorAVC AMO VILLA CRESPO

MICROGALERIA Y LAS MARAVILLAS DE CASA SAFIRAS

Actualizado: 21 ene 2023


Charlamos con Celeste Caporossi y Maggie Mosquera, el dúo de mujeres que gestiona desde Casa Safiras, una hermosa y emblemática casa en Villa Crespo, diversos modos de construir y compartir manifestaciones artísticas priorizando siempre y ante todo lo humano y lo sensible.


En Loyola al 500, esta casa "como las de antes" se reconoce por su jardín vertical y ventanales a la calle. Hace unos años, Celeste y Julio se fueron a vivir a Villa Ventana luego de años de vivir en la casa y convivir con compañerxs y proyectos diversxs. Hoy, a la distancia y con Maggie en Villa Crespo, fundaron la microgalería, espacio que crece con una propuesta de exhibiciones y actividades muy interesantes en torno al arte, sumando una pequeña tienda de editoriales independientes, trastienda, el atelier de los artistas de Bs As Paste Up y otros proyectos que se dan cita allí.





Cuéntenme un poco de Casa Safiras.

Celeste: Éste es justo un momento muy particular, porque la historia de la casa se encuentra en un ciclo virtuoso, como todas las cosas en el barrio, que tienen sus ciclos. Villa Crespo tiene esa posibilidad, si estás mucho tiempo en el barrio, así como pasan las estaciones, podés ver los ciclos de las cosas que pasan, que tienen que ver con vecinos, vecinas, negocios, emprendimientos, cosas que mutan, y bueno, la casa la estamos habitando y trabajando desde hace más de 20 años en el barrio, lo cual nos permitió ver un montón de cosas pasar, quedarse y manifestarse.

En la Casa convivieron muchos proyectos y trabajamos con varios compañerxs. Hoy la microgalería es el proyecto de galería y exhibición de arte que Maggie lleva adelante. Y justo la muestra que tenemos en este momento es del arquitecto Luis Diaz, que junto con Teresa Chiurazzi originalmente hicieron en esta casa muy antigua del barrio una remodelación posible que permitiera las actividades que queríamos hacer, y que ha ido mutando a lo largo del tiempo, sin perder nunca esa condición de casa. Casa Safiras tuvo el proyecto de diseño Safiras y la Tienda Safiras que albergaba diseñadores y editoriales independientes, ferias…


Un poco lo que después se puso más de moda, un espacio donde te encontrás con distintos proyectos conviviendo...

Celes: Si, la obra de Diaz - Chiurazzi permitió que hubiera un espacio de showroom -en ese momento estaban la Tienda Safiras y un proyecto de imprenta y de gráfica-, y la tienda reunía algo que en ese momento en Villa Crespo era incipiente, esto de mezclar talleres de artistas con vivienda, algo que se retoma después de la década del 90 y las importaciones, cuando hubo un auge del diseño y de la artesanía puesta en valor. Había emprendimientos de carpintería, gráfica, textil… después del 2001 la gente salía con otro tipo de mirada hacia el mundo, y eso se reafirmó como una posibilidad de trabajo, y muchos continúan todavía hoy. Se acercó la mirada sobre el diseño independiente, la construcción de la figura de emprendedor, y ahí entraban también los proyectos editoriales, que muchos perduran aún hoy en la microgalería.

¿Cuándo nace Editorial Maravilla?

Celes: Se gestó cuando yo me vine a vivir a Villa Ventana, ahí junto con Roberta Iannamico formamos Maravilla que es una editorial independiente de poesía que hoy habita los anaqueles y se ofrece desde la tienda de Microgalería.


¿Vivían en la casa hasta que se fueron a vivir a Villa Ventana?

Celes: Claro, originalmente junto a mi compañero Julio Brieschke, la otra figura importantísima en este proyecto, que es con quien iniciamos todo el recorrido de la casa, la remodelación originaria y la puesta del pasto en la pared y el proyecto "pasto a las cosas" (para que el pasto llegue a la ciudad, hicimos sillones y pelotas y ese proyecto estuvo en ArteBA). Cuando quedamos embarazados de Rio, decidimos habitar la casa, y era una casa productiva, donde se vivía y trabajaba.


La casa es ya un emblema de lo que eran las casas en el barrio antes…

Maggie: Estando en la casa es muy común que se asomen señoras del barrio que al invitarlas a pasar me dicen que les hace acordar a la casas de sus abuelas, y es groso que la casa se haya conservado, más allá de la reforma super acertada que se hizo, porque conserva un espíritu muy original en cuanto a su distribución, a su disposición, entonces es bastante insólita en ese sentido.

Celes: Si, y hace unos años, cuando con Maggie que llevábamos a nuestros hijes al jardín, vimos todo el cambio que tuvo el barrio, vimos como tiraban las casas para hacer los galpones para los outlets, lo que cambió la cara del barrio totalmente. También vimos cierta resistencia del barrio en pos de mantener su identidad, una manera de ser, la convivencia de personas mayores con jóvenes, y hay mucha diversidad. En nuestra cuadra por suerte hay personas desde hace tanto tiempo que ya nos entendemos casi sin hablar, ese concepto de vecino-vecina que tiene que ver con esa habitabilidad que hace que los lugares sean más seguros, está re bueno.


¿Cómo se conocieron?

Maggie: Para mi la casa tenía un formato rarísimo, nuevo. Me asomo y Celeste me abre la puerta y me empieza a hablar de una manera super amigable y amorosa. Para mi era insólito encontrarme con alguien tan comunicativo, y compartimos un rato, le recomendé el Jardín de los Cerezos para su hijo. Ese fue el primer encuentro. Dos años más tarde me la encontré en el jardín y ahí empezó la amistad.


¿Y cómo surge la microgalería?

Maggie: Cuando se van a vivir a Villa Ventana, Celes tiene la loca idea de armar una pequeña galería en lo que era la sala más chiquita de la casa, que da a la calle. Lo arrancamos pensándolo a puertas cerradas, fue un largo proceso. Las dos decimos que tenemos un procesador lento, jaja. Luego de la pandemia, la casa explotó y se recontra visibilizó. La gente nos preguntaba ¿dónde estaban? Fue un salto cualitativo que nos hizo ir hacia afuera.

Yo venía del mundo de la historia del arte y tenía una idea prejuiciosa de las galerías. Había trabajado en la adorada Elsi del Río pero nunca me había sentido muy parte de la idea de vender obra, y hoy por hoy, que tuvimos la suerte de vender obra en la segunda mitad del año pasado, no te puedo explicar, más allá de la venta en sí y de lo bien que le viene a la casa y al espacio, lo placentero que es que alguien se quede con una obra, y recién ahora lo estamos viviendo con esa satisfacción de que la obra circule.


¿Cómo fue recibida por el barrio?

Maggie: La gale siempre estuvo dedicada al barrio en el sentido de que no arrancamos apuntando a los coleccionistas sino que teníamos más en mente la idea de que hubiera facilidad en el acceso a alguna obra original, y que no solo se pueda ver obra sino que eventualmente alguien que curta el barrio pudiera quedarse con una, alguien que entrara porque la daba curiosidad la casa. El proyecto tenía que ver con generar un acceso más comunitario y no tanto de élite.


Celes: Percibo un cierto desprejuicio muy sano tanto en el hacer como en el adquirir, que tiene que ver también con la conciencia. Desde la casa y desde la tienda, y eso siempre continuó, hay una visión clara de que las artes están siempre rozándose, interpelándose, comunicándose. Hay algo que tiene que ver con el aprecio por el diseño y la cultura, que hace muchos años que se viene reformulando y que tiene también que ver con las ferias barriales, cierto pensamiento ligado a la compra, que nos dice que, ya que estamos en este sistema capitalista y mientras se nos va ocurriendo cómo hacemos otras cosas, si voy a regalar algo, mejor si eso está hecho por una persona con un nombre y está pensado con conciencia, no lastima el planeta. Hay una línea conductora que termina siendo política por un montón de razones. Hay muchos objetos y cosas que son del consumo cultural y que terminan siendo del consumo de experiencias. Y eso se junta con la obra de Luis Diaz, porque es una muestra con una posición tomada en el sentido de que hay una dimensión política en la vida de las personas y en las cosas que pasan.


¿Cuál es el criterio curatorial? Porque hubo muestras de artistas que no vienen de las artes visuales…

Maggie: La transversalidad es muy propia de la casa y del criterio curatorial. Cuando pensamos el concepto del espacio con Celes decíamos que tal vez el foco podía estar puesto en la obra sobre papel, porque todo empezó también con Editorial Maravilla y con la poesía, entonces esta transversalidad nos llevaba de las publicaciones a los dibujos o al arte gráfico, y podíamos ponerlo todo en una misma línea sin generar falsas jerarquías. Tratamos de que la curaduría sea diversa, que no sea endogámica. Siempre nos tiene que impactar el sentido y lo estético, tratamos de estar abiertas y tener el radar prendido. Hay cosas que vienen a nosotras más que nosotras a las cosas. porque nos encuentran y la casa de por sí las hace suyas… hay una curaduría espontánea o intuitiva. La última palabra la tiene el artista, porque queremos que puedan salirse con la suya con sus caprichos, estamos para hacer sus ideas realidad, permitir que se expresen.


Eso se nota porque las propuestas en general están corridas de lo típico y esperado…

Maggie: Si, es más desprejuiciado. Podemos tener un artista con la trayectoria de Luis Diaz, que es arquitecto, estudió Bellas artes (y es ante todo muy hincha de Gimnasia) y, al mismo tiempo, un artista muy novel que nos copa y por eso lo incorporamos.

Celes: Además el estudio Chiurazzi -Diaz tiene mucho recorrido con obras en el barrio. Son los arquitectos del ECOS, de 878, del Sholem.



¿Cómo vivieron la pandemia? Me acuerdo cuando en la pandemia hacías en instagram los vivos de historia del arte para chicxs que estaban buenísimos…


Celes: ¡Si, se lo digo todo el tiempo!! Maggie vino a Villa Ventana a dar un curso alucinante sobre paisaje, es lo más genia que hay. Le digo que tenemos que hacer una cáspulas de arte porque nadie te explica mejor que ella…


Maggie: Ese material se puede ver en el instagram de microgalería… la idea surgió porque muchas maestras de plástica de los colegios se equivocan... corrigen los dibujos de les chiques como si hubiera una manera correcta, entonces quería armar un archivo imaginario de artistas que se permitieron todo, para que les pibes entendieran que tienen toda la libertad para hacer.. Entonces nuestra labor se fue encauzando de otras maneras. La prioridad después fue lograr que la casa estuviera abierta, que se pudiera visitar.. así que surgieron muchas cosas que tenían que ver con el espacio y por eso se descontinuaron los vivos, hacemos un poco lo que cada momento va requiriendo.




¿Qué planes para este año?

Celes: Por un lado nos estamos reafirmando. Se viene el bar de la casa porque estamos hace un tiempo queriendo que esté esa posibilidad. Para marzo/ abril tendremos novedades, y hay un par de proyectos que tienen que ver con lo que se va a exhibir.


Maggie: Si, a partir de marzo vamos a tener un ciclo de dúos de artistas. Van a ser 5 muestras que las va a curar Roberto Papatodosio. Él estuvo este año circulando por la casa viniendo al ciclo de poesía "La palabra infinita" con editoriales independientes (este ciclo para el que Gustavo López convocó poetas de todos los territorios y que continúa en 2023). Esto abrió la casa hacia cierta dimensión federal que con Celes siempre aspiramos, y poder compartir ese espacio y llevarlo hacia ahí, queremos salir del circuito de CABA que por momentos es medio asfixiante y no nos permite ver artistas y poetas de otras provincias.


Celes: Roberto es un visionario, porque lee y recomienda. Curó la muestra Infieles en el Museo de la Lengua que también tuvo la idea de artistas que se cruzan a otra disciplina. Y él tiene esta idea de hacer unas muestras breves, de 15 días, que nos parece bueno porque generan un ritmo de algo en su conjunto, y en esa idea entran estas muestras que serían más como un haiku.


Maggie: Si, nos interesa plantear el diálogo entre dos artistas, porque nosotras venimos de una tradición más de las muestras individuales, y esto de ir hacia el dúo y lo colectivo nos entusiasma un montón.

Luego, en la segunda mitad del año estamos en conversaciones con Diana Aisenberg, que es amiga de la casa hace muchos años, y está con ganas de mostrar y curar artistas que están en su satélite y poder desarrollar esto en la casa. Nos encanta que piense en el espacio. Ella tiene un proyecto muy interesante que es "kiosko de artistas" que incluye lo que les artistas producen cuando no están produciendo obra. Creemos que va a ser pura riqueza.


Celes: Con Diana hace años que decimos de hacer cosas. Ella ilustró un libro de Editorial Maravilla y tiene una visión colectiva, no sólo en los talleres, sino en la tradición del arte, tiene además de su obra particular mucha manifestación en lo que tiene que ver con las colectivas y es muy interesante lo que se ve a través de eso. Por suerte cuando una permanece en un lugar también le da tiempo a que las cosas pasen. Con Diana hace mil que queríamos hacer algo pero recién ahora se da.


Está bueno no perder esa visión de que las cosas son cuando tienen que ser…

Celes: Es un aprendizaje, porque cuesta un montón, porque se van mezclando la vida con los proyectos y los proyectos con la vida.


Maggie: La gestión tiene algo de resistencia. Es muy difícil monetizar los proyectos pero también es política, como decía Celes, la decisión de hacerlo de cualquier manera. Hay un poner el cuerpo en algo en lo que uno cree. Y la gestión de la cultura tiene mucho que ver con eso.


Y te devuelve otras cosas….

Maggie: Totalmente, y con Celes siempre llegamos a esa conclusión, las cuentas a veces nos quedan en cero pero la pasamos bárbaro. Esto continúa, sigamos adelante.


Celes: Hay algo que pasa en la casa que nos hace bien. Me parece importante que las cosas estén juntas en cada uno de nosotros. Juntar la casa, el amor, la amistad, el trabajo, eso nos hace bien. Que uno haga coherencia ahí está bien, hace bien.


¿Cómo creen que entra el barrio en esta resistencia?

Celes: A mi me parece que hay una resistencia a que el barrio no sea tomado, una genealogía y una conciencia de la gente actual que, así como los outlets borraron un montón de señas del pasado, ahora hay una nueva mirada que tiene q ver con la posibilidad de habitar un espacio que alberga una identidad, una cantidad de propuestas. Hay cierta permanencia más allá del recambio, hay mucha gente que se fue porque no vive pero interactúa con el barrio de alguna manera.


Maggie: Hay algo que es el proceso de gentrificación que es lamentablemente inevitable. Hay una falta de conciencia ambiental y urbanística. Yo en eso soy muy conservadora pero es una realidad, los gobiernos no se ocupan de generar ciudades más amigables. Se siguen haciendo emprendimientos inmobiliarios y uno se preguntá quién va a poder vivir ahí…


Celes: Es una lógica económica. Yo le creo al barrio, voy muy seguido a Buenos Aires y creo que tiene su resistencia y más allá de las nuevas generaciones, la conciencia barrial es muy fuerte y la gente que hace cosas ahí va comprendiendo eso. Cuando uno va y circula hay muchos comercios que se mantienen hace muchos años. No es moda, es vida real. Tal vez me gustaría una mirada más optimista.

Maggie: Yo vivo en el barrio y hoy por hoy la referencia territorial es la que va. Podés abrevar en la microgalería o en emprendimientos pequeños, barriales, responsables, o te podés ir al shopping o al supermercado ¿A quien le vas a comprar? ¿Al comerciante de tu barrio, que lo conocés, o vas a comprar una marca que paga dos mangos a quien trabaja? Cómo consumimos también es una decisión política.


casa safiras / microgalería está en Loyola 514

Jueves, viernes y sábados de 15 a 19hs


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