Nurit Kasztelan es poeta, dramaturga, editora y dueña de Librería Mi Casa sobre la calle Malabia.
1. LAS CALLES DE VILLA CRESPO
“Perderse… en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere aprendizaje” supo decir alguna vez Benjamin. Y las callles de Villa Crespo tal vez sean el mejor ejemplo donde eso ocurra. Por más años que uno haya vivido en el barrio, lo mejor que tiene éste es que no va a dejar de sorprenderte; pero para eso hay que perderse un poco por el mismo y entregarse a esa experiencia. Así se va a encontrar con: desde mi grafitti de playmovil favorito, la esquina donde se sienta Tatú todos los días a cuidar los autos, y en un punto también a los propios vecinos, hasta negocios de viejo que parecen detenidos en el tiempo. Lo mejor que tiene el barrio entonces tal vez sean sus calles, ya que si uno camina sin rumbo fijo encuentra ese aire mágico que tiene donde lo nuevo y lo ultra moderno conviven con lo decadente, lo clásico, tanto que en una calle cualquiera, nos encontramos con una casa que está abierta, con estatuas de colección por todas partes y una torre de madera con un cartel en la entrada que tiene esta frase pintada: “Argentina, mi país. Buenos Aires, mi ciudad. Villa Crespo, mi barrio.”
2. LAS KATZ - BONPLAND 883
Tal vez será por vicio propio, pero me gustan los lugares donde atiende la misma dueña. Eugenia Katz creó este pequeño local sobre la calle Bonpland donde vende aros, collares, pulseras, anillos y demás chucherías de joyas pero hechas por ella. Ella va a mercados de antigüedades y consigue dijes, recicla y rescata lo que ya no se usa y le da un toque distintivo. Para plus, hermosos envoltorios personalizados y siempre que vas te convida frutos frescos y tiene la mejor onda.
3. PASTAS DEL DOMINGO - LERMA 312
El secreto mejor guardado del barrio. Tienen los mejores ravioles de espinaca y muzzarela que probé. Nada pretencioso, una fábrica de pastas como cualquier otra, pero cuando probás esos ravioles algo pasa: los mismos se deshacen en la boca. Es como cuando decís: fue tan rica la comida que casi tuve un orgasmo. Pruébenlos, y después hablamos.
4. LA FLOR DE ALMAGRO - ESTADO DE ISRAEL 4727
Clásica heladería de barrio, con luces de neón y una arquitectura no tan llamativa, nos hace entender que lo clásico justamente se trata de eso: sus años de antigüedad (más de 70!!!) son por la calidad del helado. Lugar que frecuento con mis amigos vecinos y que nunca me defrauda, pida el gusto que pida.
5. BAR SAN BERNARDO - AV. CORRIENTES 5436
Supo ser el reducto de los hipster, el lugar donde pasé muchos martes, donde me hice un montón de amigos que podíamos, en una época mágica de freelancismo, quedarnos jugando y bailando hasta altas horas de la madrugada. Pero también es el lugar al que iba de adolescente a jugar al ping pong y al que vuelvo cada tanto ahora de día, con las luces de neón y sus mozos de siempre y la mesa siempre lista. Porque San Bernardo por suerte puede no estar más de moda, pero tener un ping pong abierto las 24 hs del día en Villa Crespo no tiene precio.