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  • Por María Sol Aliano

MUJERES QUE REPARAN


EL CLUB DE REPARADORES Y SUS CREADORAS

“Mujer bonita es la que lucha” y los motivos de esas luchas que embellecen son diversos: por la igualdad de derechos con los hombres, hacia sociedades más justas, o contra la obsolescencia programada y la cultura del descarte, como las protagonistas de este artículo.

En este número de AVC dedicado a las mujeres y sus luchas, no queríamos que falte la sección ecologista. Y decidimos hablar del Club de Reparadores porque se trata de una iniciativa hermosa cuyas creadoras, faltaría más, son mujeres.

De un tiempo a esta fecha, cada vez es más raro reparar algo roto. “¿Por qué lo vas a arreglar? Comprate uno nuevo que te cuesta lo mismo”, dicen muchos en muchos lados. Y no sólo es raro sino que también suele ser difícil reparar. Y una cosa retroalimenta a la otra. Entonces deja de sorprendernos que unos auriculares se rompan luego de un par de meses de uso o que cambiemos el celular cada dos años.

Detrás de esto se esconde la “obsolescencia programada”: diseñar para descartar. Concepto concebido a principios del siglo pasado cuando el sector industrial pensó que para vender más necesitaba que las cosas se rompieran más rápido. Y así cambió completamente la manera de diseñar: ya no se busca que las cosas duren, sino que se reemplacen, y rápido. Y cuanto más rápido, mejor. A un ritmo que ni el planeta ni sus recursos pueden soportar.

Pero por suerte tenemos mujeres que luchan. Como Melina Scioli y Marina Pla, que frente a esta situación concluyeron que la solución no podía surgir sino de la unión entre personas, de la construcción comunitaria, del conocimiento compartido, de la resiliencia social. Y el afán de materializar todo eso en un mismo momento y lugar dio a luz al Club de Reparadores.

Como dicen en su página web, el Club de Reparadores es un movimiento que busca promover la reparación como estrategia para el consumo responsable y práctica de la sustentabilidad. Reparar es extender la vida útil de los objetos y evitar que se conviertan en residuos. Por lo tanto, es una manera de combatir la cultura de lo descartable y la obsolescencia programada.

Nació en Buenos Aires en noviembre de 2015 y ya lleva 41 eventos de reparación tanto aquí como en Río Negro, Córdoba y Uruguay con alrededor de 1500 objetos reparados. Varias veces estuvieron en Villa Crespo. Son encuentros de reparación itinerantes, voluntarios y colaborativos donde personas de todas las edades y ocupaciones intercambian saberes y herramientas con el fin de alargar la vida útil de los objetos. Con una duración de cuatro horas, se convoca a los reparadores de la zona y a todos los interesados a participar. ¿Qué hay que llevar? Algunos llevan objetos para reparar, otros ofrecen desinteresadamente conocimientos sobre reparación, pero todos, absolutamente todos, aportan ganas de reparar y buscar soluciones para ese tornillo que ya no quiere enroscarse. Y por lo que cuentan, una vez encendida la mecha de creatividad colectiva, el fuego se expande rapidísimo.

Lejos de pensar que todo tiempo pasado artesanal fue mejor y que la tecnología sólo vino para arruinarnos la vida, las chicas del Club de Reparadores señalan que justamente es en la unión de estos dos mundos donde está la fuerza de un cambio revolucionario. Buscan combinar la sabiduría histórica de los reparadores y sus oficios con las nuevas herramientas.

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