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  • Foto del escritorPepe Bigotes, un conejo en Villa Crespo

INTELIGENCIA BARRIAL

Con todo esto de la inteligencia artificial, hoy me dije: “Pepe, hagamos tregua con la Internet”. Porque tal vez usted no lo sabe, pero entre esa red global y yo hay un conflicto que abarca más de dos décadas -cuyo inicio es un incidente que prefiero no recordar-, es por eso que utilizo sus servicios (los de Internet) un mínimo indispensable, sólo para ver películas y series, comunicarme con mis seres queridos, comunicarme con mis seres no queridos, comunicarme con seres respecto de los cuáles aún no tengo una impresión de cariño positiva o negativa, para leer artículos varios de revistas de divulgación científica, para enterarme de los últimos chismes en materia de Wanda Nara y/o la China Suárez, para alguna receta ocasional, por supuesto que para predecir el clima, y para disfrutar de video ensayos que enriquezcan mi modo de ver el mundo. Lo básico e indispensable.

Pero hoy me dije: “ya que tanto se ha dicho respecto de los avances de la I.A., utilicemos esta herramienta para ayudar a dar forma al flujo de sabiduría conocido como mi columna”. Y usted pensará que entonces yo fui a uno de esas páginas que escupen artículos o ensayos completos al pedir de una frase; pues eso sólo demuestra lo poco que me conoce, ya que si algo no entregaré jamás es la pluma. No. Mis palabras son mías. La asistencia que busqué para inspirarme es mucho más simple: accedí a un sitio poco conocido -tengo entendido que es un secreto a voces entre las más altas esferas del nerdismo internacional- llamado “Google” (se pronuncia Gugoglie, según me han dicho). Sí, con ese nombre es obvio que no van a llegar muy lejos. Le pedí entonces a Gugoglie que me indicara las mejores atracciones de Villa Crespo, y así fue que conseguí un link de acceso a otro sitio, llamado “Trip Advisor” (se pronuncia Tereap Advasiture). Y allí me vi expuesto a información en formato de lista, que al parecer es el formatos favorito de las máquinas, ya que experimentan el mundo como secuencias de valores categorizables.

El primer ítem de la lista –y esto es más que cien por ciento verídico, es ciento quince por ciento verídico por lo menos- ya resultó suficiente como para que un conejo como yo llegase de cero a cien de indignación en cero punto cero cero cero tres segundos, que es cero punto cero cero dos segundos más lento que mi velocidad habitual, pero sucede que cada vez estoy más viejo, un pecado imperdonable. Pero bueno, el motivo de tal indignación es que el primer ítem en la lista de puntos de interés del barrio de Villa Crespo, según Tereap Advasiture, es… Palermo Soho (que se pronuncia Pilerma Asereje).

Sep. El primer ítem de la lista de puntos de interés del barrio de Villa Crespo es una sub-sección de otro barrio que se nos pretende venir encima desde hace décadas con todo ese asunto de Palermo Queens (que se pronuncia Palermo Queens las pelotas). Y primero pensé “ah, algún avivado habrá abierto un mercado con ese nombre, Pilerma Asereje”, pero mi excusa mental no halló correlato en las imágenes que acompañaban a este primer ítem de la lista: eran todas obviamente imágenes de Pilerma y de Pilermitanos.

Los ítems dos y tres de la lista, si bien hieren la susceptibilidad de un amante del barrio, son menos ofensivos, a saber: el Movistar Arena (Muevestear Oreiro), y la calle Murillo (Murisho). OK. Si uno desconoce absolutamente las bondades de un barrio que ofrece gastronomía y cultura, ancestral y moderna, bien puede recomendar un estadio de eventos del espectáculo y un lugar donde comprar ropa de vaca, es una posibilidad “no insana”.

Pero… el ítem cuatro ya resulta una declaración abierta de guerra. La recomendación número cuatro de la lista de puntos de interés del barrio de Villa Crespo, según el sitio Tereap Advasiture, es (un millón de puntos suspensivos acompañados de tambores japoneses) .....…… EL BARRIO DE CABALLITO.

Supongo que nada de lo que siga escribiendo ya tiene sentido, pues habrán los más sensatos ya optado por tomar las armas y dirigirse a Las Toninas a cortar el cable que nos trae la World Wide Web (Guerld Guaid Gueb); sí, la Internet no viene por satélite, llega por cable a la costa. Y los menos sensatos, bueno, es sabido que se entretienen con poco. Pompas sin circunstancias.

En fin. Yo propongo entonces, desde la altura de mi ser, que ignoremos comunitariamente cualquiera de estas “inteligencias artificiales” y nos dediquemos a cultivar en conjunto la inteligencia barrial, aquella que nace de las interacciones entre personas que se levantan y acuestan dentro de un rango geográfico específico. Después de todo, somos los que olemos el guiso que se cuece en la olla del vecine… a dónde con suerte iremos a mojar el pan.

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