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Foto del escritorPepe Bigotes, un conejo en Villa Crespo

EL TANGO DE LA MENTIRA


Voy a confesar una cosa: siempre que hablé de tango, mentí. Quiero decir, no entiendo un pomo de tango. ¿Me hice el experto, acaso, alguna vez? Sí, en repetidas oportunidades. A saber...

He dicho que las letras de Discepolito eran inferiores -“teniendo en cuenta el significado ontológico de la poética de cada uno”- a las de, por ejemplo, el Pelado O-Xeneize.

Y para ustedes será obvio –porque los imagino como un público que sabe mucho de tango; que sabe mucho de todo; es acaso mi bendición imaginar a un público tan sofisticado-; será obvio, decía, que un comentario semejante sólo puede construirse sobre los cimientos de una ignorancia muy lúdica...

(se me acaba de trabar la “i” griega en el teclado, no la tengo más, no anda; voi a tratar de seguir, bánquenla conmigo...)

Lo que quiero decir es que, los suplementos culturales dominicales, sean físicos u online, fomentan que la gente repita frases tales como “aguante, volvió el BAFICI”, e provocan la falsa impresión de que todos somos gente que sólo consume alta cultura; cuando en verdad en el Carlitos de Scalabrini pusieron algún tipo de emulador de video-juegos que todavía no pude encarar seriamente porque se mete mi hija a apretar botones, e no entiende nada, la verdad. El otro día al Mortal Kombat no me duró ni dos rounds. Eso que le di a Liu Kang.

Eu tan Sub-Zero;

voce tan Scorpions.

E no tengo patrocinio del Carlitos de Scalabrini, no piense así, ellos ni siquiera saben quién sou. Entro por las tardes disfrazado de panqueque, paso totalmente desapercibido. A veces vou de papa frita. Un misterio.

Tengo la sospecha de que el mundo me quiere adolescente. Ma me vo italianando; me vou fazendo portugueis.

Entonces, ¿por qué esconderse?, ¿para qué el disfraz?, preguntarán algunos. Los veo. Son los del fondo. ¿Se trata de una actitud paranoica?, insisten. Son ellos, los del fondo. Saben la respuesta. Igual preguntan.

Está brava la cosa. Por eso también creo que deberíamos armar más clubes de tango. Posta. Hay que encontrarse en clubes de tango. Estemos juntos; si es necesario, bailemos.

Pero que el invierno no nos vuele la buena onda. Acordate. Eso es lo número uno. Puede sonar superficial, así dicho, pero creéme; sou conejo, nunca le deseé el mal a nadie, por eso... que el invierno no nos vuele la buena onda.

No sé cuándo empieza el invierno, no sé si es en esta edición, o la que viene. Alguien averigüe si Valeria todavía nos informa del clima. Mándenle una nota. O mandémosle todos una postal; seguro que la necesita... o le va a caer bien.

Para todo lo demás: brindemos mucho*.

*este es un mensaje a favor de la idea de brindar mucho.

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