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  • Foto del escritorPepe Bigotes, un conejo en Villa Crespo

UN CONEJO AL NATURAL…

La naturaleza, ¿es el otro? Cuando la gente dice que algo “es natural”, ¿a qué se refiere? ¿Hay algo que NO sea natural?

Porque si el caso para argumentar a favor de “lo natural” es que también lo hacen otros animales, pues hay bichos para todos los gustos: los hay que se revuelcan, que se refriegan, que se retuercen, que se reinventan.

Hay mamíferos que ponen huevos, y ovíparos que dan leche. Hay pájaros que imitan flores, insectos que bailan el malambo, y hongos con tiempos compartidos en Miami (sí, vos sabés quién sos).

Y si lo único que no es natural es el producto de les humanes, entonces… (ver pregunta inicial).

Pero una cosa es segura, el veneno es venenoso, provenga de un ornitorrinco, de una araña, o un humane; aunque el humane parece ser de los pocos animales -si no el único- que se envenena a sí mismo (esto habría que chequearlo en la Whiskypedia®, Valeria, ¿me hacés el favor?).

El tema con el humane es que tiene el nido más grande del mundo; léase, el mundo. Un nido construido con materiales que se usan una vez, pero duran para siempre. Y después tienen el tupé de decirle chancho al chancho porque come su propia bosta. ¡Eso es reciclar! Una comida tan buena que se come dos veces.

El humane cubre el suelo de cemento y dice que la tierra es mugre; se baña con productos contaminantes para proclamar que está limpio; tala árboles para imprimir billetes con los que compra libros sobre el cambio climático; exprime restos fósiles de las piedras para alumbrar la noche que se nos viene encima por quemar tantos restos fósiles.

Ah, el humane y la ilusión de su streaming eterno…

Tal vez el último gran invento del humane sea deshacerse a sí mismo. Un gran y gigantesco undo. Esto puede suceder median

te la implementación de un sistema distinto de producción y consumo, o con un gran final de fiesta apocalíptico a todo trapo, con famoses en tanga y sandwichitos.

Por lo pronto, en Villa Crespo, todo lleva el sello de “orgánico”. Como la ensalada de verdes que me compré el otro día, en un práctico envase de plástico, por trescientos cincuenta y ocho millones de australes. Riquísima. Pura lechuga. A mí me encanta.

Ahora estoy por llenarme el freezer de productos vegetarianos procesados localmente. Tal vez esa sea la clave, el proceso local de los alimentos procesados, localmente. Aquel “gustito a Villa Crespo”.

Porque en el barrio todo es excelente. Creo que ya lo dije. Incluso me parece que hay un hashtag. A ver…

Porque la trampa es que “el sistema” siempre encuentra la forma de convertir lo que sea en la nueva moda, incluso la más rabiosa movida “anti-sistema”. La nueva remera del Che Guevara será la vincha de Greta Thunberg.

Nota mental: comprar más vinchas de Greta Thunbger.

En fin, vecines. Les dejo un fuerte abrazo. Y recuerden, si se viene el clima, abracen los televisores: no se vayan al fondo sin sus pantallas.

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