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  • Por María Sol Aliano*

COMPOST

(o sobre cómo hacer abono con la basura que no es basura)

¿Sabías que la mitad de los residuos que producís en tu casa son orgánicos, esto es: restos de alimentos como cáscaras de frutas y verduras, yerba, saquitos de té, servilletas de papel? ¿Sabías que al descartarse con la basura común estos residuos terminan en rellenos sanitarios donde se convierten en un problema ambiental ya que se degradan en ácidos capaces de corroer otros elementos de la basura y de transportar metales contaminando cursos de agua y suelos? ¿Y sabías que en realidad estos residuos son una fuente inigualable de nutrientes y que pueden convertirse en abono si compostás en tu casa?

¿Compos-qué?! Compostar. No estamos hablando de hacer compota ni de comportarnos de una manera determinada, se trata de reproducir un proceso que en la naturaleza ocurre todo el tiempo: degradar residuos orgánicos hasta convertirlos en tierra. Para esto, es necesario tirar estos residuos juntos en algún contenedor y dejar que los microorganismos y/o lombrices hagan su trabajo. Es importante separarlos en origen, no queremos mezclarlos con otros materiales, por ejemplo metales o plásticos, que tienen otros tiempos de degradación y además contaminarían el producto final.

¿Por dónde arrancamos? La mejor opción es tener un contenedor con al menos dos sectores divididos. El proceso comienza colocando los residuos en uno de ellos y revolviéndolos de vez en cuando. Al principio puede parecer que el espacio se llenará enseguida, pero esto no pasa porque al comenzar a degradarse los residuos reducen su volumen. Luego de 3 ó 4 meses, cuando esté lleno, habrá que dejarlo reposar. Es el turno de comenzar a usar el segundo sector y repetir el proceso. Una vez completo éste último, los materiales del primero seguramente ya se habrán convertido en el producto final que es ni más ni menos que abono que podemos usar en nuestras plantas o huertas. La compostera ideal también incluye algún elemento que se coloca en la parte inferior y permite recoger los lixiviados (los líquidos que el proceso produce). Estos son a la vez un gran fertilizante, pero hay que diluirlos antes de usarlos porque son súper potentes.

También se puede hacer compostaje con lombrices, grandes aliadas que cumplen varias funciones: airean el proceso, lo aceleran y logran un abono aún más rico en nutrientes.

Existen por lo menos dos maneras de hacer una compostera de manera casera. La primera opción es utilizar un maceta grande con algún tipo de divisor (si vas a usar lombrices, hacele agujeros así pueden ir de un lado al otro). La segunda opción consiste en apilar dos cajones de verdura o productos lácteos y que cada uno de ellos sea un compartimento. Importante, si los cajones tienen agujeros muy grandes en los laterales, habrá que recubrirlo de alguna manera para evitar que el material se escape por allí. Dos consejos generales: primero, juntes o no los lixiviados, siempre es bueno separar la compostera del piso para evitar que se acumule líquido en la base. Segundo, pero procurale algún tipo de tapa para evitar que se arrimen alimañas, moscas u otros insectos. Una opción es utilizar como cobertura algún material tipo mosquitero. Respecto a los olores, mantenerlo aireado y con un nivel de humedad moderado evita que se produzcan.

También es posible comprar composteras hogareñas que vienen listas para usar. Aquí incluimos una lista con opciones locales, aunque seguramente existan otras:

La fábrica orgánica: facebook.com/FabricaOrganica/

Trayecto orgánico (en Villa Crespo): facebook.com/trayectoorganico/

Si te interesó el tema, pegate una vuelta por la Red de compostaje (redcompostaje.org.ar): ahí podrás vincularte con otras personas que hacen compost, hacer preguntas y encontrar más información.

Compostar es de lo hábitos más virtuosos que existen desde un punto de vista ecológico. No dejes de intentarlo para empezar a ver riqueza donde antes sólo parecía haber basura.

¿Qué compostamos?

Restos de comida

Cáscaras

Servilletas de papel, cartón de pizza manchado

Yerba

Saquitos de té

NO

Productos lácteos

Restos de animales: carne, huesos, grasa.

Cenizas de cigarrillos

* ingeniera ambiental

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