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  • Foto del escritorAVC AMO VILLA CRESPO

LA RUTA DE LA PIZZA

Por Anton Crespo

La pizza llegó desde el sur de Italia con las olas inmigratorias a fines de 1800 y comienzos del siglo XX. Desde el principio fue una comida simple, nutritiva y económica: por cinco centavos se podía comprar una porción de muzzarella y otra de fainá. Con su sello napolitano, su impronta genovesa y su adaptación española, la pizza muy pronto se fue transformando en uno de los platos clásicos que ya forman parte de nuestra identidad. En Villa Crespo conviven pizzerías legendarias con otras más nuevas. Cada vecino tiene su favorita, y es frecuente que las defiendan con fervor en discusiones como si se tratara de un Atlanta vs Chacarita.

Si vas a Angelín una placa que dice “Los creadores de la pizza canchera” te da la bienvenida. “Tenemos registrado el nombre”, asegura el dueño. Desde fines de los años 30 ya la vendían en la cancha de Atlanta, antes de abrir la pizzería. Era habitual que se vendiera a la salida de los partidos de fútbol, de ahí su nombre. El secreto de la pizza canchera en Angelín es su salsa, ellos lo saben. Tienen en su poder una receta que para muchos es la mejor, y la guardan con orgullo.

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Siguiendo con la mística, se impone la fugazzeta de Nápoles: siempre caliente, la cebolla bien dorada y sin escatimar en queso. Nápoles solía estar en la esquina de Corrientes y Serrano desde el año 1958, cuando fue inaugurada. Era común que las barritas se juntaran a comer ahí antes de ir a bailar al Club o después de ver una película en el cine. En 2009 le vendieron el espacio a La Continental, y ahora está en este local más pequeño a pasitos, pero con los mismos sabores y el mismo estilo.

Imperio supo ser otro clásico de VC, situado en la emblemática esquina de Canning y Corrientes. Con el paso del tiempo se remodeló y amplió su carta, y aunque algunos optan por su amplio salón, la posta es elegir la pizza al corte en la barra.

Hay una promo que siempre sale: porción de muzza acompañada de un vaso de moscato.

En el año 2000 en plena crisis económica los maestros pizzeros de Imperio, Angelito y Luis, junto a algunos de sus mozos, abrieron Angelito. A solo cien metros, a puro pulmón pero con

la cultura del sacrificio y el trabajo, levantaron un restaurante que ya es otro clásico del barrio. La napolitana a media masa, con el queso en su punto justo y mucho tomate es un excelente plan para compartir con amigos. Si se consigue lugar en la vereda es ideal. Un gran detalle es que abren de 6am a 2am, o a veces hasta más tarde.

En la esquina de Ángel Gallardo y Virasoro se encuentra Ferreiro. Esta pizzería que está en el límite con Caballito funciona desde la década del 70 y tiene más de 50 sabores para elegir (sí, más de 50 sabores). La de provolone y la de roquefort son una delicia. La masa, a la piedra.

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Muchos dicen, “el que sabe comer pizza come de parado”. En El Padrino se come así. Cualquier día de la semana al mediodía se ve a la gente haciendo cola en la vereda del local, sobre Honorio Pueyrredón, esperando que llegue su momento para alcanzar lugar en esa preciada barra y pedir a su antojo. Todas las variedades son buenas, y van saliendo al corte, pero hay una que es la perdición: El calzoni relleno.

En uno de los carteles de Il Migliore cuelga esta leyenda muy cerca de su horno de barro: “La tradición cuenta que en junio de 1889, para honrar a la reina de Italia, Margarita de Saboya, el cocinero Raffaele Esposito creó la pizza Margarita, representando sus condimentos (tomate, mozzarella y albahaca) los colores de la bandera italiana”. Este restaurante es una excelente opción para los que prefieren el estilo de masa fina y crocante, bien tano. La Margarita es muy rica, buena materia prima, la albahaca siempre fresca como tiene que ser.

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Sobre Araóz, en una cuadra tranquila, está la Mia Pizza. Allí, Ruben se encarga de que cada pizza deje a todos con la panza llena y el corazón contento, y no falla. Muy rica masa a la piedra y muy amable atención.

El Trébol es otra favorita, y otra de las pizzerías tradicionales. Comenzó como pizza al paso para llevar pero hace poco se ampliaron a toda la esquina sumando varias mesas. La masa es al molde, gordita y crocante. Las más festejadas son la fugazzeta rellena con jamón y la calabresa.

“Me puse la camiseta de Villa Crespo”, dice Danilo Ferraz, dueño y chef en 1893. “Hace 20 años empecé acá con una buena idea, hacer pizza a la parrilla. Hoy que vengo todos los días a la cocina, aparte de los clásicos, propongo algunas pizzas que se salen un poco de lo tradicional: pizza con higos, crudo y queso brie; de portobellos y cebolla morada o la de pera y queso azul. En VC la gente viene ávida de cosas nuevas, mucho más que en otros barrios.” Sin dudas, la propuesta de 1893 es distinta y ya está entre las nuevas favoritas de los vecinos.

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