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  • Foto del escritorAVC AMO VILLA CRESPO

UN LUTHIER EN VILLA CRESPO

José Mercuri tiene 59 años, es vecino de VC hace más de dos décadas y vive en el barrio desde 1991 con su mujer y sus cuatro hijos. Tiene su taller de luthería en el barrio y este año está por cumplir el sueño de terminar de construir un espacio donde pueda expandirse. Se autodefine como exigente, ordenado, meticuloso, sumamente observador pero por sobre todo muy curioso. Es que su oficio lo requiere, muy pocos logran destacarse en esta tarea que es fundamental para quienes hacen música con instrumentos de cuerdas.

Su primer experiencia fue a los 15 años, cuando hizo con sus manos su propia guitarra eléctrica. De grande, eso que era un hobbie ocupó más horas de su vida, hasta que en el año 94’ lo llamaron del sindicato de músicos para trabajar con ellos. La humedad de ese lugar hizo que busque el propio y hoy está ubicado en Velasco y Av. Corrientes. Su experiencia como luthier de guitarras, bajos, violines y charangos ya lleva cuatro décadas que festejó el pasado 25 de abril. Nos contó que disfruta dándole la vuelta a lo que no aparece en la industria: “Lo que más me gusta es el desafío de lo imposible”.

Su taller da a la calle y la vidriera está cubierta con una cortina americana y solo hay dos carteles, uno con sus datos y otro que dice: “Aniversario 40 - 1974-2014. Jose A. Mercuri - Luthier”. A él no le importa que vean qué pasa ahí adentro, porque no vende objetos sino su experiencia de ese oficio tan artesanal que tanto quiere. Muchos de los que lo visitan quieren que de clases y no puede negarse, pero el tiempo no le alcanza.

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El taller ya le queda chico para la cantidad de herramientas y objetos que tiene guardados prolijamente en cajitas, latitas, frascos, en estantes o amurados a las paredes. Todo con su etiqueta y nombre. También hay una larga mesa de madera donde trabaja y exhibe con orgullo las guitarras restauradas. Nos mostró una nueva Martin a la que le dió su toque de precisión y acomodó algunas partes del instrumento que de fábrica no están en el lugar que deberían. Del techo cuelgan cantidades de instrumentos esperando ser retirados, la mayoría de importantes músicos que después nos m

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ostró en fotos. Es increíble ver las sonrisas de esos músicos cuando tienen su guitarra puesta a punto. Cuando las prueban, José siempre toma una foto, y la cara de felicidad de tener el instrumento a punto se transmite. “Pasa que el músico es muy sensible y lo advierte inmediatamente”, contó orgulloso.

La tarea que realiza es de precisión y restauración sin rastros, trabaja con sistemas cosméticos con técnicas desarrolladas en el mismo taller a través de los años, pero su técnica es particular. Es un mix que reúne herramientas clásicas, tradicionales y modernas ¡y ya es un sello! Nada menos que el chango Farías Gómez bautizó a su guitarra como “Mercurizada” y a partir de ese entonces los instrumentos que pasan por su taller se nombran de esa forma. Desde el tango al punk, pasaron por ahí músicos de diferentes estilos musicales, entre ellos: José Aníbal Arias, Colacho Brizuela, Raúl Carnota, Peteco Carabajal, Ciro Pertusi, Javier Calamaro, Horacio Fontova, Miguel Cantilo y Oscar Giunta.

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Tiene cuatro hijos, el más chico es pianista y se está formando en música con un profesor del barrio. La más grande actualmente está aprendiendo luthería con su papá y restaurando guitarras que José nos mostró con orgullo. Su mujer Marcela también colabora en el taller. Antes iba unas tres horas al día y ahora se pasa toda la tarde en el local y, según José, “adquirió un oficio impresionante”. A partir del proyecto que lo tomó por completo, José tiene menos tiempo y toda la familia está colaborando en el taller. Actualmente está muy abocado a la obra que está construyendo a 1 cuadra de su casa en Darwin al 700 donde va a trasladar su local de Velasco. Nos mostró fotos del paso a paso de la obra, de una casa de tres plantas impresionante donde se va mudar en breve. Dice que cuando le preguntan si está haciendo un nuevo local de luthería aclara que no, que de cero no podría nada, sólo va trasladarse para estar más cómodo. Tener su terracita personal para poder tomarse un respiro, tener mucha luz natural para poder ver con detalle todas esas piezas a restaurar, es un deseo que está por cumplirse en este nuevo año.

Casi en la despedida, José nos contó algunas anécdotas musicales barriales. En algún momento, el bar Lorena de la esquina de Lavalleja y Velasco sirvió como espacio de reuniones de músicos y actualmente donde se encuentra La Cava Jufré (Jufré 201) fue el local donde los músicos iban a degustar vinos y hacer payadas. Allí hicieron reuniones para un proyecto que trataba sobre un importante Centro Cultural en VC que José encabezaba. A José le encanta VC porque es un barrio radial, indicado para él que es muy ansioso. Cada vez que necesita algo, lo tiene cerca. “Es sumamente surtido porque está todo en los alrededores, trato de comprar todo en el barrio”, dijo con sonrisa vecina :)

M.V.

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